Tola y Maruja con Gaitán
El día anterior a la muerte del caudillo liberal, Tola y Maruja asistieron, sin conocerse, a la inauguración de una estatua que él mismo mandó fundir, como si presintiera que serviría para perpetuar su memoria.
Maruja trabajaba de copera en el bar Gato Negro, adonde concurría el Negro Gaitán. Según ella, el líder popular le “hacía ojitos”.
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