NO NOS CONSTA - MARZO 15

Hoy al presidente Duque le dimos al desayuno una noticia muy galleta: le pedimos a las
empresas encuestadoras que no pregunten en este momento por la imagen
presidencial. Y que lo hagan por razones humanitarias.
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Mi Dios les pague, tías -dijo Ivancito abrazando a Tola y tosiendo-. Si antes del
Ñeñevirus yo tenía a duras penas el 23 por ciento de aceptación, no me quiero
imaginar cómo me iría hoy, en plena peste.
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Ole Ivancito, contanos cómo fue que vos conocites al Ñeñe -le jaló la lengua Tola-.
Desde chiquitos, tía: yo pasiaba en la finca de su familia y allá montábamos en burra,
cogíamos guayabas, nadábamos en charco y jugábamos al candidato y al mafioso.
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No fregués Iván, ¿y cómo era ese juego? Muy divertido, tías: me tapaba los ojos y yo
hacía de candidato y el Ñeñe me echaba plata en el bolsillo sin yo ver. ¡Nos reíamos!
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Pero Ivancho -metí la cucharada-, ¿vos no notates ningún detalle que te indicara que tu
amiguito era mafioso? Nada, tía, claro que sí me parecía medio lobo que el tubito del
papel higiénico fuera de oro.
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¿Y ese igualao por qué te trataba de “mi hermano”? -le preguntó Tola. Yo que voy a
saber, tía...así son de confianzudos los berriondos costeños: recién te conocen y ya te
dicen primo.
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Pero Iván, ¿no te parecía sospechoso que ese amiguito te prestara los juguetes como
si nada: alicóteros, carritos blindados? Hay gente así, tía, gente de modito que te ayuda
por debajo de la mesa: ricos vergonzantes.
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A mí me tiene muy rabona es la empantanada de la pobre María Claudia Daza, la
Caya, que era la consentida del presidente Uribe. Mejor dicho, los que compraron votos
fueron la ñaña de Uribe y el Ñeñe de Duque.

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En cambio a mí me da pesar es de la reina María Mónica, la mujer del Ñeñe. Ayer la
llamé y me aseguró que ella tampoco conocía al Ñeñe...Como nos pasa a muchas
esposas, que nunca terminamos de conocer al marido.
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Yo lo que no entiendo vos Tola es por qué las reinas son dulcecitas pa los narcos. Pues
ole, debe ser porque ven en ellos a los príncipes encantaos que les hacen aparecer los
castillos como por arte de mafia.
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Tías, ustedes que conocieron a Pablo Escobar, dígamen cómo sabe uno si un amigo es
mafioso. Muy fácil, Iván: si un tipo poco agraciao, no famoso, se casa con una reina,
póngale la firma.
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Hay más indicios pa uno saber si un amigo es mafioso: ¿hace parrandas familiares con
estrellas del vallenato? ¿El bidé no tira agua sino vino espumoso? ¿Da propinas
porque sí?
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¿Su máscara contra el corona virus es de chalís italiano y se la diseñó Pier Cardán?
¿El carro tiene musiquita pa reversar y es un aria quizque le grabó esclusivamente
Abelardo de la Espriella?¿Paga el predial bogotano sin chillar?
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Ivancho, hay varios detallitos que te indican si tu amigo es mafioso, pero el principal es
que les encanta financiar segundas vueltas sin pedir nada a cambio. Lo único que te
piden es una selfi. ¡Y nada más peligroso que un amigo traqueto con Istagram!

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En esas dentró corriendo una secretaria: Presidente, ¿oyó la noticia? ¡Un petrista con
corona virus intentó ingresar a la reunión del Centro Democrático en Paipa!
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Grafitis: “Nada de abrazos, ni besos, ni contacto físico: el corona virus es como el
matrimonio”.
Ñapa: Lo peor de esta pandemia es la devaluación: ya las cuarentenas son de 15 días.
Ñapita: En esta Semana Santa sí que va a ser mortal el beso de Judas.